La malaquita era muy utilizada en el antiguo Egipto por sus propiedades protectoras. Adornaba amuletos colocados sobre los corazones de las momias y se utilizaba como sombra de ojos verde, simbólicamente supuesta para proteger los ojos. En la Edad Media, se molía para crear pigmentos verdes utilizados en la iluminación de libros. En Rusia, los zares erigieron enormes columnas y chimeneas de malaquita en sus palacios imperiales, sobre todo en el famoso "Salón de Malaquita" del Palacio de Invierno de San Petersburgo.